Julio 2016
Me pareció muy interesante encontrarme con una novela de ingeniería en la que brindan herramientas y cuentan toda la historia a través de algo más ameno de leer. Soy ingeniero y cuando me hablan de ingeniería me imagino tablas, números, algoritmos, integrales, derivadas… Por lo general uno se resiste a comenzar a leer un libro de ese tipo, pero cuando me topé con El legado de Robert y el autor empezó a describir realidades empresariales como las que uno se encuentra, es otra dimensión, muy pertinente para la profesión.
Desde el principio se concatenan diversos problemas que Robert vivía en ABP Cubos. Varios de ellos reflejan el día a día en las empresas. Por ejemplo, existen problemáticas con las que surgen cuestionamientos, como: ¿y esto por qué se da?, ¿los empleados por qué tienen este comportamiento? o ¿por qué, si en teoría el procedimiento está preciso, no se hacen las cosas como dice el procedimiento? Y justamente, como se están generando una cantidad de errores, es interesante reflexionar que lo que se visualiza, se analiza y se cree desde el escritorio o desde un comité no necesariamente es la realidad del proceso. De hecho, uno empieza a entender que las instrucciones pueden no estar precisas, que no hay uniformidad de criterios y que es necesario observar, comprender y realizar, en equipo, un trabajo significativo.
Los procedimientos hay que elaborarlos en equipo, teniendo en cuenta al que lo diseñará y al que lo ha de ejecutar, entre otros. Deben construirlos conjuntamente para llegar al mejor método, y que sea lo más claro posible para las personas, no llenos de textos, cuadros, curvas o flujogramas. En ese aspecto, Robert confronta los paradigmas tradicionales y desarrolla las herramientas que se necesitan aplicar en determinadas situaciones, dando participación a las personas, para que en equipo decidan cuál es el método más simple, seguro y eficaz. Que se unifiquen criterios, que lo esencial quede explícito y que puedan saber qué camino tomar ante un determinado suceso. En otras palabras, que los colaboradores sean parte de la solución. El legado de Robert propone una serie de herramientas efectivas y novedosas, que son sencillas de entender y aplicar para cerrar variedad de brechas y poder avanzar hacia mejores niveles de desempeño en los procesos. Pero todo ello, siempre y cuando se asuma el reto y las acciones no se limiten a “mejoras parciales”, sino a la adopción, como compañía, de una filosofía de mejora integral, que permita transformar el entorno.
El legado de Robert, desde el ámbito personal, motiva a reflexionar y enseña a observar y escuchar antes de lanzar posiciones. Cuando uno escucha y toma en cuenta las diferentes perspectivas, considerando a las partes interesadas, tendrá más elementos para llegar al verdadero porqué de las cosas, así como a soluciones integrales y sostenidas. La obra muestra los efectos perjudiciales de las acciones basadas en el “garrote”, y enseña a buscar las bases de los sucesos, incorporando datos y hechos que aporten evidencias y nutran la toma de decisiones. El mundo empresarial tiene vivencias maravillosas, pero también se ve permeado por celos, envidias, desilusiones, problemas personales y cantidad de virus actitudinales que pueden limitar las ideas novedosas. Es por ello que debe estimularse las mentes creativas y perseverantes que adopten y desarrollen esas nuevas ideas, pues de lo contrario, jamás se superará el modus operandi y tarde que temprano se pondrá en riesgo la competitividad. Todo cambio puede generar temor al principio, pero debemos ser conscientes de la necesidad de no permanecer estáticos, así como de conservar el enfoque y dar lo mejor para alcanzar las nuevas metas. Si solo lo intentamos por un momento y luego abandonamos esas nuevas ideas a causa del temor o el grado de dificultad, probablemente estaremos perdiendo la oportunidad de encontrar nuevas formas de ver, interpretar y transformar nuestro entorno para una mejor calidad de vida.
El legado de Robert es una novela bastante interesante que te da herramientas efectivas, simples de entender y aplicar, que te pueden ayudar a ser mejor como persona y como empresa. Te lleva a través de escenarios paralelos que atrapan y se tornan entretenidos. De hecho, me identifiqué notablemente con el momento empresarial que estoy viviendo.
Jorge Enrique García Arango.
Ingeniero Mecánico.
Gerente Regional Medellín. Grupo Logístico TCC.