Abril 2016
El legado de Robert me encantó desde el primer capítulo, el Reto ABP Cubos, y sobre todo la manera inteligente y calculadora en que el protagonista, Robert, se enfrenta a un proyecto tan complejo, hace que el lector se interese por continuar para leer el desenlace. Siempre buscando conservar la tranquilidad emocional y recalcándose no tomar decisiones apresuradas, poniendo en práctica el liderazgo participativo, la capacidad de escucha y el análisis sistémico, son cualidades que este joven consultor explicita a lo largo de la novela dejando una gran enseñanza. Desde el inicio el libro nos recuerda hábitos como tomar nota. Contar con apuntes con los que uno puede hacer análisis más tarde, como lo hacía Robert, para poder así tomar decisiones más racionales.
Encuentro dos orientaciones fundamentales, tanto respecto a la academia como al ámbito productivo. En el escenario educativo, El legado de Robert es una herramienta que invita a llevar al aula de clase proyectos y situaciones-problema reales de las empresas. Es ahí donde se motiva y se posibilita en los estudiantes el aprendizaje significativo, el trabajo en equipo, el análisis sistémico, la reflexión y la construcción colectiva. También, se evidencia la pertinencia de cada contenido, pues se articula la teoría con la práctica, y ecuaciones, conceptos y métodos se justifican alrededor de retos ocupacionales. En el escenario productivo, invita a ir más allá, a entender los componentes de un sistema, pero también las interrelaciones entre ellos. A romper paradigmas actitudinales, a no buscar culpables, a ser rigurosos con los métodos de análisis de causas, a no especular, a ser prudentes con lo que uno ve y escucha, y a buscar soluciones bajo enfoques participativos.
El asunto está en potenciar el trabajo en equipo, en hacer análisis sistémicos, en dar cabida a diferentes niveles jerárquicos —sobre todo el operativo—, y en analizar y buscar alternativas creativas para construir caminos novedosos en busca de objetivos holísticos. En los roles administrativos periódicamente llega la tentación de la inmediatez; esa que enceguece, frustra análisis profundos y arroja soluciones apaga incendios. El legado de Robert nos enseña, como líderes de procesos, que cada situación amerita el análisis sistémico, considerando sus causas y consecuencias, no solo a corto plazo, sino también con retardo temporal, en busca de decisiones inteligentes.
Para mí, El legado de Robert es una herramienta de trabajo constante. Si se es docente, es un texto guía para motivar la reflexión y estimular el pensamiento lógico, la creatividad y el aprendizaje activo, y mostrar la pertinencia de lo que se enseña. Si se es líder de proceso en una empresa, en esta obra se puede encontrar variedad de caminos para afrontar situaciones que se presenten en el ejercicio de las funciones. Este libro no es para archivar en la biblioteca, debe acompañarnos diariamente sobre nuestros escritorios, como una herramienta de trabajo constante que estimula la mirada integral desde nuestra profesión.
Robert Restrepo Betancur.
Director de la Escuela de Procesos Tecnológicos e Industriales. CESDE.
10 años de experiencia liderando procesos de formación basados en competencias